SEGUNDA SESIÓN (27/02/2019): La familia
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El maestro de apoyo tiene el deber de empatizar y crear un vínculo con las familias, para conseguir un mejor progreso y evolución del alumno. Para conocer realmente a nuestros alumnos, debemos conocer también el entorno diario en el que se envuelven. Muchas veces, establecemos relaciones muy patológicas con las familias, y se nos olvida, que también es importante comunicarles aquellos problemas negativos que puedan surgir. Por ello, debemos intentar crear un vínculo positivo y no patológico. Podemos incrementar la comunicación positiva con la familia explicándoles si el alumno se comporta bien en el aula, si ha realizado una actividad de forma correcta, etc... Y podemos utilizar como medio de comunicación herramientas como: Whatssap, Classdojo, Gmail... 

Con el paso del tiempo, el concepto de familia ha ido variando y evolucionando. Actualmente nos podemos encontrar familias con dos madres, con dos padres, con un padre y una madre, solamente con un padre, etc... Por eso, es muy importante concienciar de este hecho a los alumnos en el aula para fomentar una mayor inclusión.
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En conclusión, debemos intentar fomentar esta unión entre la familia y la escuela, creando un vinculo. Dentro del aula surgen situaciones difíciles y debemos poner límites, pero siempre empatizando con el alumno y pensando en el contexto en el cual se encuentra. Antes de ser estrictos debemos entender realmente la situación del alumno. La mayor parte de las veces, la culpa de no crear este vínculo se encuentra en docentes los cuales recurren directamente al castigo mediante métodos tradicionales, ya que, no tienen una formación emocional adecuada. Finalmente, nos encontraremos también con familias conflictivas, pero nunca debemos enfrentarnos a ellas, si no evidenciar nuestro trabajo y acompañar al alumno en su proceso de aprendizaje. Como explican Tony Booth y Mel Ainscow (2015): Las barreras también se pueden encontrar fuera de los límites del centro escolar, en las familias o en las comunidades y, por supuesto, en las políticas y circunstancias nacionales e internacionales. Pero debemos resistir la tentación de ver las barreras al aprendizaje y la participación solo en lugares que escapan a nuestra responsabilidad, donde tenemos pocas posibilidades de intervenir. Aunque debemos ser conscientes de todas las barreras, nuestros esfuerzos por eliminar las barreras en los centros escolares deben centrarse en aquello sobre lo que tanto el personal, como los estudiantes y sus familias pueden hacer algo para cambiar, sobre todo cuando trabajan de forma conjunta.

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